La liberación del narcotraficante lo hizo tendencia en Twitter. Uno de sus guardias y un militar nos revelan su carácter de Casanova tras las rejas.
Seamos sinceros, nadie lo ama. Muchos lo admiran, eso es cierto, y su espacio, desconocido hoy por muchos, explorado por todos los medios de comunicación y recreado por nuestros novelistas, fue la fuente de la eterna juventud del ingenio mexicano, de su arte popular y sus leyendas urbanas.
Rafael Caro Quintero fue el primer capo conocido a nivel global, el primero que tuvo tanto poder que lo colocó al nivel de cualquier alto funcionario en México, tanto, que era escuchado por todos con atención e interés.
Sin embargo, como toda leyenda, la mitad es ficción. Él nunca le dijo al presidente Miguel de la Madrid que pagaría la deuda externa de México si lo dejaba libre. Pero podía hacerlo. La cantidad en ese entonces ascendía a 80 mil millones de dólares y entregarlo no hubiera hecho pobre al capo de capos.
Yo amo a Caro Quintero
A Don Rafa lo agarraron el 4 de abril de 1985 en Costa Rica, tenía 33 años y de acuerdo con un miembro del ejército en aquel entonces que platicó con esta reportera, lo hallaron amando a una mujer. “¡Yo no estoy secuestrada! Yo estoy enamorada de Caro Quintero”, le dijo Sara Cristina Cosío Gaona al comando que irrumpió esa madrugada en la casa que compartió con Rafael Caro Quintero.
El comando estaba formado por la fuerza antiterrorista mexicana y agentes de la DEA, que dieron con el paradero de Caro Quintero luego de que Sara hiciera una llamada a sus familiares para asegurarles que estaba bien. “Ya sabía de esta relación, yo creo que él sabía que era peligrosa, ambos lo sabían. Pero así es el amor”.
De acuerdo con nuestro entrevistado, Sara Cosío Gaona o La Sarita, como era conocida en ese entonces, fue el motivo principal de la detención del hombre más buscado en México durante los años ochenta.
“Una historia con su toque de fatalidad pues”, opinó el militar. La mujer que expresó su amor a Caro Quintero durante su arresto, lo reiteró en sus declaraciones posteriores ante la policía.
“Creo que era pariente directa de un político, no lo alcanzo a recordar muy bien”, dijo el militar. De acuerdo con un archivo de El Universal, Sarita es hija de un ex-secretario de Educación de Jalisco y es sobrina del ex-gobernador Guillermo Cosío Vidaurri.
Como en todo drama amoroso hay un final, al parecer, la cárcel lo fue para Rafa y Sarita.
“No tengo nada que explicar de eso. De eso nada, por favor”, diría Caro Quintero ya encarcelado, cuando el director del Reclusorio Norte pidió que platicara un poco con la prensa después de su arresto y ésta le preguntó por la mujer que había facilitado su captura.
“Siempre vivo enamorado. Las quiero a todas, porque nací de una mujer”, dijo el Capo de Capos en esa misma entrevista.
“¡Sí!, yo creo que sí. Porque pasaban señoritas de muchos tipos”, le contó a Playboy J.M., quien pidió manejáramos sólo estas siglas con fines de proteger su identidad.
Y es que él fue uno de los guardias que se encargó de la protección del Capo en la cárcel. No, no era parte del reclusorio, era un guardia de Caro Quintero en la cárcel. El Capo contaba con su propia guardia y nadie podía tocarla.
Sarita no fue la última que tuvo entre sus brazos a Don Rafael Caro Quintero.
La plática la inicia un poco nervioso. Desconfiado, asegura su anonimato:
“No, mira mejor sólo platicamos un rato y no vaya a decir mi nombre por favor, ya tengo otro trabajo”.
Él era uno de los testigos de que, efectivamente, Rafael Caro Quintero vivía enamorado.
“No duré mucho ahí, pero sí te puedo decir que a sus visitas, nadie las tocaba. Ellas entraban directo a la celda y adentro nadie podía pensar siquiera en hacerle algo a Caro Quintero, él tenía sus propios guardias. Casi ni las podías voltear a ver, a ellas no se les registraba y su visita conyugal no era semanal, era un poco más seguido”, dijo.
Relajado, comienza a contarnos acerca de las mujeres de Caro Quintero, y ya entre risas y cruzando los brazos nos revela su teoría.
“Eran mujeres guapas, bueno por lo que alcancé a ver. Y no tenían un horario fijo, eran llamadas a la hora que él lo pedía. Bueno eso supongo, porque no era un horario oficial. Eran muchas. Y eran jóvenes sí, pero no es como los de ahorita que se meten con chavitas, con chavitas no. Y creo que entraban con gusto, bien tapaditas, pero no se veía a ninguna que fuera obligada o triste”, explicó J.M.
—Pero si casi estaba prohibido mirarlas, ¿cómo se daba cuenta de su semblante, Don J.M.? —pregunté confundida.
—Bueno, es que ver era el trabajo de uno —dijo riéndose, como a quien lo sorprenden en una travesura.
Don J.M. Piensa que muchas, si no es que todas las mujeres que visitaban a Rafael Caro Quintero, no iban a la fuerza o enviadas sin saber a quién verían y que por el contrario, ellas iban con gusto de encontrarse con El Capo.
“Olían bien y sonreían tímidamente, se escuchaban los tacones y todos murmuraban ‘ya llegaron’, pero eso casi no se escuchaba, nos mirábamos pero no podríamos decir nada en voz alta, eran del señor y teníamos que respetarlas.”
—Pero yo no escuchaba gritos ni nada—dijo J.M.
¿Cómo eran las mujeres de Caro Quintero en la cárcel?
—Eran guapas, unas eran altas, otras no tanto. Había muchas chaparritas y unas hasta repetían su visita—, dijo a Playboy el ex-guardia del Capo de Capos.
¿Cómo eran físicamente las chicas que repetían su visita?
—Eran bonitas, chaparritas de cabello negro, bueno también había una güerita. Había muchas— contestó J.M. entre carcajadas.
Si veía cómo entraban, ¿veía cómo salían?
—Claro. Bueno en un principio, ya después no nos sorprendíamos. Salían muy tapaditas, pero yo me daba cuenta de que enojadas no estaban. A veces no alcanzaba a ver cuando salían, se terminaba mi turno. Yo creo que muchas mujeres querían a Caro Quintero, por eso tenía a tantas esperando a entrar con él—concluyó J.M. con los brazos cruzados.
Como en las películas
El mundo cambia como en las películas de ciencia ficción, en las cuales los humanos ya no son identificados mediante palabras ni mediante sus nombres, sino que poco a poco surgen generaciones que portan un número, hasta el infinito. Ahora en los noticieros y en las portadas de los periódicos hablan de un X20, un modelo de narcotraficante más cercano al sicario, más sanguinario, cuya descripción se torna más cuantitativa que cualitativa.
También hay casos notables, que son protagonizados por personajes como La Reina del Pacífico, pero no son leyenda. No ha salido el valiente todavía que diga ante todos y contra todo “yo amo a esa mujer” o “esa reina es mía”.
No está presente el amor que suele hacer memorable una vida, que hace de sus pasajes momentos épicos. Ese amor que todo lo inmortaliza.
LÍNEA DE TIEMPO
- 3 de octubre de 1952. Nace Rafael Caro Quintero en Badiraguato, Sinaloa.
- A los 13 años muere su padre y él se volvió sostén de su familia (11 hermanos).
- A los 18 conoció al narcotraficante Pedro Avilés Pérez, con quien se introdujo al tráfico de marihuana.
- En la década de los 70, entró de lleno al narcotráfico con Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo, con quienes fundó el Cartel de Guadalajara.
- Noviembre de 1984: Por órdenes del entonces presidente Miguel de la Madrid, en colaboración con la Agencia Antidrogas de Estados Unidos, se realizó un ataque al rancho El Búfalo, en Chihuahua, propiedad de Quintero, en la que fueron destruidas 8 mil toneladas de marihuana.
- 7 de febrero de 1985: Fue secuestrado en Jalisco el agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, luego de que el Cartel de Guadalajara lo señalara como responsable del ataque al Búfalo. Dos horas después, también fue levantado el piloto Alfredo Zavala Avelar, por las mismas razones.
- 5 de marzo de 1985. Fueron encontrados con huellas de tortura los cuerpos de Camarena y Zavala, en el rancho El Mareño, en La Angostura, Michoacán.
- 17 de marzo de 1985. Caro Quintero huye del Aeropuerto Internacional de Guadalajara con destino a Costa Rica, temeroso de las acciones que tomaría el gobierno de Estados Unidos, por el asesinato de sus colaboradores.
- 4 de abril de 1985. El Capo es detenido en Costa Rica en compañía de Sara Cosío.
- 12 de diciembre de 1989. Quintero es condenado a 40 años de cárcel sentenciado por los delitos de privación ilegal de la libertad en su modalidad de secuestro, homicidio calificado, siembra, cultivo, cosecha, transporte y tráfico de marihuana, suministro de cocaína y asociación delictuosa.
- 2007. El capo es trasladado al penal de máxima seguridad de Puente Grande, luego de haber permanecido en el Centro Federal de Readaptación Social del Atiplano
- 2010. Se le lleva al Reclusorio Preventivo de Guadalajara debido a que un juez federal le concedió un amparo.
- 9 de agosto de 2013: El primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito en Jalisco ordena la liberación de Caro Quintero, argumentando que debió ser juzgado en el orden local y no en el federal. Estados Unidos aún busca su extradición.
Por: Carolina Ruiz
Fotografías de: Playboy México
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