Parece más un ejercicio de publicidad que una realidad.
Después de una reducción de estómago, estuvo 63 días en coma por culpa de una infección, lo declararon legalmente muerto en dos ocasiones, mismas en las que un padre le dio los santos óleos. Definitivamente una experiencia que cambiaría la perspectiva de vida de cualquiera, y a este compadre se la cambió a tal grado que tuvo más conciencia sobre su mortalidad.
Eso significó para él que si se muere, se lleva su Bentley con él, así que inspirado por los faraones egipcios, empezó a cavar una tumba para su auto inglés que le costó unos 600 mil dólares.
Pero más que ser realidad parece un acto para atraer la atención hacia una buena causa, la donación de órganos. En una publicación en Facebook, el millonario carioca de 62 años dice “Ya enterré el auto, y todo mundo dijo que era absurdo cuando dije que iba a hacerlo. Absurdo es enterrar sus órganos, que pueden salvar muchas vidas. Sea un donador, avise a su familia“.
En ninguna de las fotos veo el Bentley enterrado. Se ve la tumba pero no al muerto, por lo que no creo que sea verdad. Alguien tendrá que hacer una investigación foránea a-la María Félix para resolver el misterio.
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