La diferencia de manejar un exótico en México y en otras partes del mundo no es sólo el impedimento proporcionado por el estado de las calles, sino el riesgo de perder la libertad o hasta la vida a manos de delincuentes por el simple hecho de se propietario de dicho auto.
Es triste ver que en nuestro país es imposible disfrutar de la riqueza que, en muchos casos, la gente se gana a base de sangre, sudor y lágrimas, que ya no es posible encontrarse un exótico en la calle sin el séquito de guardaespaldas y autos de seguridad detrás de ellos, que los mexicanos vivimos con miedo de que secuestradores y delincuentes de cuello blanco nos quiten impunemente por lo que hemos trabajado toda nuestra vida.
Afortunadamente el conductor del Lamborghini pudo escapar a los atacantes y esconderse toda la noche en el bosque, mientras que su acompañante sigue desaparecido y dos escoltas perdieron la vida.
¿Se hará justicia? Espero que sí.
Via | La Libertad
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