
Hace unos tres meses el dueño de este Subaru Legacy 1986 “de batalla” lo llevó a patinar sobre hielo que él creyó era lo suficientemente resistente, creencia lógicamente errónea y por la cual su auto terminó en el lago. Al dueño solo le dio tiempo de apagar el motor y sacar a sus perros de la cajuela antes de que el Legacy se hundiera hasta el fondo del poco profundo lago finlandés.
El lago se descongeló y el Subaru fue rescatado y entregado al dueño quien encontró un pez vivo en el paragolpes delantero. Drenaron el aceite y el agua del motor, así como el tanque de gasolina. Después cambiaron las bujías, lo llenaron con gasilina y para su sorpresa al primer intento, el ahora llamado “Scubaru”, arrancó sin algún problema. La mayoría de los electrónicos funcionan, al menos todos los que han probado.
“Aún tiene agua en la gasolina, así que le falta poder” dice el dueño después de manejarlo por 20 kilómetros el fin de semana pasado. Claro que no hay que cantar victoria tan pronto, por lo pronto el olor no debe de ser muy agradable y seguramente no el óxido no tardará mucho en aparecer.
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